EL COMBATE OLVIDADO DE CAPILLA DEL SAUCE
DE 30 DE NOVIEMBRE DE 1896
CHIQUITO SARAVIA
En noviembre del año
1896, cuatro meses antes del estallido de la revolución de 1897, el caudillo
blanco Aparicio Saravia junto a su hermano “Chiquito” Saravia iniciaron un
movimiento armado contra el presidente Juan Idiarte Borda y su gobierno
exclusivista. Aunque el movimiento se desactivó ese mismo mes, sirvió para demostrar
la fortaleza militar del caudillo blanco y la escasa preparación del ejército
profesional gubernista.
LA BATALLA OLVIDADA
Una historia
desconocida u olvidada por los floridenses es que la única batalla librada
durante ese movimiento ocurrió en el poblado entonces llamado Capilla del Sauce
del Yí (actual Capilla del Sauce), donde el ejército gubernamental sufrió una
aplastante derrota a manos de los hermanos Saravia, que llegaron a dominar
buena parte del departamento en una fulminante ofensiva que llegó hasta
Mansavillagra, haciendo cundir las alarmas en Montevideo.
PROCLAMA EN LA CORONILLA
El 25 de noviembre de
1896, en Coronilla (departamento de Rivera), Aparicio Saravia leyó una proclama
llamando a los blancos a las armas contra el gobierno de Idiarte Borda,
dirigiéndose de inmediato al sur del país. Unos días después sus fuerzas se
hallaban en Durazno, ocupando fácilmente Sarandí del Yí y aproximándose al
departamento de Florida. El gobierno de Montevideo se movilizó rápidamente,
enviando un tren con armas y municiones vía Nico Pérez, con rumbo a Florida.
PREPARATIVOS EN FLORIDA
Enterado el Jefe
Político entonces del departamento de Florida, Alberto Zorrilla, del
levantamiento de los hermanos Saravia, ordenó al Coronel Manuel Alcoba que
reuniera toda la gente que pudiera y saliera a batir a los blancos que andaban,
según se decía rondando por la zona de Mansavillagra y el arroyo Sauce del Yí,
dirigidos por el caudillo lugareño Francisco Castro. Para el 28 de noviembre,
el Coronel Alcoba ya tenía a su disposición una estimable fuerza de 200 hombres
(entre policías y gente reclutada forzosamente, algunos de ellos
nacionalistas), con la que se decidió a salir a la búsqueda de aquellos
revoltosos. Lo que no sabía Alcoba era que Castro actuaba en connivencia con
Saravia, quien le había pedido atraer a las fuerzas militares de Florida hacia
aquel punto para después caerle con todo su ejército.
LA ESTRATEGIA DE SARAVIA
El coronel Chiquito
Saravia, al mando de la vanguardia revolucionaria, que ya se hallaba cerca del
departamento de Florida, envió un chasque a su hermano avisándole que por el
Sauce del Yí se había congregado una fuerza gubernista de unos 200 hombres al
mando de Manuel Alcoba. Aparicio Saravia, que ya tenía noticias del tren
militar que había partido de Montevideo, dispuso entonces avanzar con el grueso
de su ejército (unos 900 hombres) al lugar donde se hallaba Alcoba, quien lejos
estaba de imaginar lo que se le venía encima, para batirlo antes de intentar
detener el convoy en viaje.
“UNA GENTECITA…”
El 30 de noviembre, estando el coronel
Alcoba acampado en la costa de Mansavillagra, recibió un mensaje de parte del
comandante Francisco Luis Lacuesta de que los blancos habían tomado Sarandí del
Yí, agregando que apenas había logrado escapar. Decía Lacuesta en su nota que
se trataba de una “gentecita de los blancos” y pedía que fuera a proteger el
pueblo. Ante la demora de Alcoba en responder, Lacuesta le envió un segundo
mensaje, pidiéndole que se apurara, por lo que el otro decidió finalmente
emprender la marcha, pensando que se trataba de una pequeña partida enemiga a
juzgar por la expresión de “gentecita” utilizada por Lacuesta. Le comunicaba
Alcoba a Lacuesta que ya se había puesto en marcha y le pedía que se le uniera en
la Capilla del Sauce del Yí, en campos de la Sucesión de Mamerto Rodríguez,
para luego marchar juntos y acabar con los blancos.
SORPRESA…
Cuando el coronel
Alcoba llegó con sus hombres al lugar indicado, divisó a lo lejos que se
aproximaba una gran cantidad de jinetes. Suponiendo que se trataba de Lacuesta,
con los blancos persiguiéndolo de cerca, se dispuso a
esperarlo, aunque
tomando las providencias necesarias. Así, desplegó en guerrilla, a la
vanguardia, una partida al mando del teniente Gallardo, con la orden de recibir
al comandante Lacuesta. Gallardo le preguntó a Alcoba qué tenía que hacer si en
lugar de Lacuesta se trataba de los blancos aquella gente que se venía, a lo
que Alcoba le respondió que abriera fuego nomás que él le enviaría protección.
Mientras Gallardo
avanzaba con su escuadrón, el coronel Chiquito Saravia, ya en el lugar, dispuso
a sus hombres en guerrilla, ocupando los terrenos frente al viejo cementerio de
Sauce del Yí, en los campos de Rodríguez, para sorprender a los militares del
gobierno.
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