UN EQUIPO DE INVESTIGADORES AFIRMA HABER DESCUBIERTO EN NAVARRA LA
PRIMERA INSCRIPCIÓN EN EUSKERA DE HACE 2.100 AÑOS
FUENTE
EL PAÍS DE MADRID: https://elpais.com/cultura/2022-11-14/un-equipo-de-investigadores-afirma-haber-descubierto-en-navarra-la-primera-inscripcion-en-vasco-de-hace-2100-anos.html?ssm=TW_CM
La Mano de Irulegi, hallada en 2021 cerca de Pamplona, es una plancha de bronce que contiene un texto del siglo I a. C. con 40 signos y los investigadores creen haber traducido su primer vocablo: buena suerte. O BUENA FORTUNA.
COMPROMISO DE DIVULGACIÓN DE GM CAPAYPRY CON EQUIDAD SOCIAL CON LA HISTORIA VASCA, ver las redes de nuestra web.
Un grupo de
arqueólogos descubre en Navarra el texto más antiguo en lengua vascónica
Un arqueólogo sostiene la Mano de
Irulegui, el texto más antiguo conocido en escritura vasca.Foto: JUANTXO EGANA | Vídeo: EPV
Madrid - 14 NOV 2022 - 11:51 CET
Entre los años 82 y 72 a. C., los
ejércitos de Quinto Sertorio y de los generales
Quinto Cecilio Metelo y Cneo Pompeyo Magno Pío habían convertido Hispania en el principal
campo de batalla por el control de Roma. Los pueblos indígenas que apoyaban a
una u otra facción sufrían inmediatamente las represalias de la contraria. Eso
fue exactamente lo que les ocurrió a los habitantes del poblado vascón que se
asentaba sobre el monte Irulegi (Valle de Aranguren, Navarra), a unos ocho kilómetros de la actual Pamplona.
Las tropas de Pompeyo lo atacaron, lo destruyeron y le prendieron fuego.
En 2018, el alcalde, Manolo Romero,
pidió la colaboración de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y del Gobierno de Navarra para excavar el
otero, sobre el que también se levantan los muros de un castillo medieval. A
los pies de la fortificación se descubrieron entonces los restos del
asentamiento bimilenario. En 2021, en el umbral de una de las viviendas
arrasadas en las llamadas Guerras Sertorianas se halló una plancha de bronce, con forma de
mano, de unos de 14,5 centímetros de longitud. Solo en el laboratorio se
contrastó que en sus dedos aparecían grabadas unas extrañas inscripciones, en
concreto 40 signos distribuidos en cuatro líneas.
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Javier Velaza, catedrático de
Filología Latina de la Universidad de Barcelona y uno de los epigrafistas prerromanos más
reputados del mundo, no salía de su asombro cuando analizó la pieza en abril:
correspondía al primer texto de la historia escrito en euskera (siglo I a. C.)
y se podía traducir su primera palabra, sorioneku (buena
suerte). “La Mano de Irulegi constituye el primer documento indudablemente
escrito en lengua vasca y en un signario [alfabeto que incluye letras y
sílabas] específicamente vascónico, además de ser el texto más extenso conocido
hasta el momento”, dice.
Los vascones eran un pueblo prerromano cuyo territorio se situaba principalmente en
la actual Navarra, aunque algunas de sus ciudades se ubicaban también en
Gipuzkoa (Oiasso), La Rioja (Calagorri y Gracchurris), Zaragoza (Alauona y
Segia) y Huesca (Iacca). Las características básicas de ese territorio, que no
coincide con el actual País Vasco, son su carácter pirenaico, su prolongación
hacia el sur en la zona del Ebro y la salida al Cantábrico por el río Bidasoa.
Las primeras noticias sobre ellos las dan los historiadores Cayo Plinio y
Claudio Ptolomeo en el siglo I d. C., que elaboraron un listado de ciudades
vasconas, a partir de un mapa encargado por César Augusto, entre las que se encontraban Oyaso (Irun),
Calahorra (La Rioja), Ejea de los Caballeros (Zaragoza) o Jaca (Huesca). Poco
más se sabe de ellos, ya que, hasta ahora, no se habían encontrado textos
escritos, más allá de algunas monedas cuyos lugares de acuñación se desconocen.
Sus habitantes hablaban una lengua denominada protovasco o vascónico, un
antecedente milenario del actual euskera y con fuertes semejanzas, lo que
permite a los expertos afirmar que se trata, a la postre, de la misma lengua,
pero evolucionada.
Los testimonios epigráficos que hasta
el momento se conocían en la región son, además de escasos, muy discutidos.
Escritas en signario paleohispánico, solo han llegado unas pocas inscripciones
cuya atribución e interpretación lingüística han generado un debate todavía
abierto, y hay que esperar a la época imperial romana para encontrar un corpus
epigráfico más abundante. En este contexto, el hallazgo de una inscripción
vascónica como la encontrada en la Mano de Irulegi constituye una
novedad excepcional, según los expertos.
El asentamiento fortificado
El yacimiento arqueológico de Irulegi
se alza sobre un monte aislado entre los Pirineos y el valle del Ebro. La
orografía permitía que este asentamiento fortificado ―de unas 14 hectáreas de
extensión, de las que dos correspondían a su núcleo urbano― disfrutase de una
visión periférica de todo su alrededor, incluida Pamplona. Se irguió
con fines defensivos y para controlar el territorio circundante en la Edad del
Bronce, entre los siglos XV y XI a. C. Desapareció en el I a. C.
La fase de ocupación final del poblado
se ha conservado de forma intacta y excepcional gracias al incendio que sufrió,
ya que los desplomes sellaron las viviendas y los objetos de su interior. Todos
los edificios excavados son rectangulares y orientados de sur a norte. Tenían
zócalos de piedra, paredes de ladrillos de adobe y contaban con postes
intercalados para mantener las techumbres de madera y la cubierta vegetal. Las
viviendas medían unos 70 metros cuadrados y estaban separadas por calles o
espacios entre ellas. Los especialistas consideran que el poblado tuvo un “significativo
protagonismo a escala local y comarcal”.
Dorso de la mano de Irulegi con los signos grabados.
SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZADI
El 18 de junio de 2021, la arqueóloga
Leire Malkorra halló en el vestíbulo de una de estas viviendas (Edificio 6.000)
la mano de bronce. La localizó bajo restos de carbones y adobes quemados
ocasionados por el incendio. Junto a ella, también se distinguían cerámicas
etruscas y negras, así como elementos numismáticos y restos óseos de animales
domésticos. La Universidad de Upsala (Suecia) los ha fechado, con una probabilidad del 95,4%, en
el primer cuarto del I a. C.
Vista general del monte Irulegi, en Navarra. SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZADI
FOTOS DEL VIAJE DE MARITA Y GERVASIO CON EL INVESTIGADOR IMANOL DE LA UNIVERSIDAD DE SAN SEBASTIÁN PARA BUSCAR LOS ANCESTROS BERSETCHE, BEXTECHE, EN BAJA NAVARRA, FRANCIA, BAIGORRI, Y PASAMOS POR LAS CERANÍAS DEL MONTE DE IRULUGUE (NOTA DEL DIVULGADOR GM CAPAYPRY)
Al extraerla no se apreció ninguna
inscripción ni ornamento grabado, por lo que se pensó que era el aplique de un
casco. Se trataba de una lámina de bronce con una aleación del 53,19% de
estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, algo habitual en aleaciones
antiguas, según los análisis y pruebas del químico Pablo Pujol y del profesor Julián José Garrido de la
Universidad Pública de Navarra. Había sido recortada para representar la forma
de una mano derecha de tamaño natural. Es lisa en el lado de la palma, pero en
el dorso presenta la forma de las uñas, aunque no se han conservado las
correspondientes a los dedos anular, corazón e índice. En el centro del extremo
cercano a la muñeca, presenta una perforación de 6,51 milímetros para clavarla
en una madera. Sus medidas son 143,1 milímetros de altura, tiene un grosor de
1,09 mm, una anchura de 127,9 y un peso de 35,9 gramos.
Los arqueólogos excavan el lugar donde se levantaba
la población de Irulegi, arrasada por los romanos SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZADI
Entre marzo y abril de 2022, los
epigrafistas Javier Velaza y Joaquín Gorrochategui, catedrático de Lingüística Indoeuropea en la
Universidad del País Vasco, llevaron a cabo la autopsia de la pieza.
La inscripción ―cuatro líneas y 40 signos― había sido practicada sobre la cara
que representa el dorso de la mano. El texto que incluye se lee colocando los
dedos orientados hacia abajo. “El signario empleado para escribir el texto
pertenece a la familia de los semisilabarios paleohispánicos [como el íbero o
el celtíbero], pero presenta algunas características que invitan a pensar que
se trata de un subsistema especial”, dicen los expertos, lo que significa que
no coincide con el resto de los signarios conocidos de la península Ibérica.
Por ejemplo, la inscripción incluye
el signo T, ya conocido en dos monedas, lo que avala la existencia de un
subsistema gráfico particular al que se le puede denominar “signario vascón”,
ya que en el resto de signarios hispánicos tal signo no existe. Además, este
sistema de letras y semisilabario de Irulegi incluye dos signos vibrantes, lo
que hace posible que sea una adaptación del ibérico, ya que el celtibérico carecía de uno
de ellos. Cómo, cuándo y dónde los
vascones adaptaron el signario ibérico se desconoce, pero sí se descarta así por completo que los
vascones fueran anepígrafos, como se pensaba, sino que “conocían la
escritura y habían hecho de ella un uso, si no extensivo, sí al menos no
despreciable”.
Transcripción de los signos de la Mano de Irulegi.
La primera palabra es 'sorioneku', buena suerte. SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZADI
Las frases escritas en la Mano están
separadas por puntos o marcas (interpunciones), pero ninguna de las palabras identificadas
se corresponde aparentemente con nombres personales vascones, y dado que los
expertos apenas conocen denominaciones de dioses o lugares paleo hispánicos,
consideran que algunos vocablos pueden referirse a divinidades o lugares
vascones.
Análisis en laboratorio de la Mano de Irulegi.
SOCIEDAD DE CIENCIAS ARANZADI
La que sí han distinguido los
epigrafistas es la primera palabra del texto: sorioneku, de
gran parecido con el vocablo en euskera zorioneko, formado por
la secuencia zori (fortuna) y on (bueno), que podría
traducirse por “de buena fortuna o de buen agüero”. El resto de la inscripción plantea más
interrogantes, admiten los investigadores, que creen haber detectado algunos
vocablos reconocibles como es (ez en euskera actual), adverbio
de negación, y quizás también una forma relacionable con el verbo egin (hacer).
“Es incuestionable”, concluyen Velaza
y Gorrochategui, “que la nueva y excepcional inscripción de Irulegi
garantiza que los vascones utilizaban su lengua en ese territorio en el siglo I
a. C. Teniendo en cuenta la escasez de testimonios firmes para el
establecimiento del mapa lingüístico de la zona y de la protohistoria de la
lengua vasca, su hallazgo origina una base ineludible para cualquier debate sobre la
cuestión. La Mano de Irulegi
constituye el primer documento indudablemente escrito en lengua vasca”,
sostienen ambos especialistas.
Redactor de EL PAÍS
especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado
su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es
licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.
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